Como hemos visto en las demás secciones, la mayoría de las patologías relacionadas con un espacio de trabajo tienen su origen en una mala elección de la silla sobre la que las personas permanecen sentadas más de ocho horas diarias. Por este motivo, la silla debe reunir los requisitos ergonómicos fundamentales, de modo que el usuario encuentre en el asiento el apoyo que necesita para mantener la espalda erguida. Es decir, la sillería debe ser una garantía de buena salud.
El estar sentados en un mismo lugar durante toda la jornada laboral no sólo conduce a la aparición de síntomas de cansancio, sino que, como la medicina del trabajo ha demostrado, un número considerable de las bajas por enfermedad, entre las personas dedicadas a trabajos de oficina, se deben a un mobiliario inadecuado y a una mala disposición de las herramientas de trabajo.
El estar sentado en una misma posición provoca cambios degenerativos de la parte superior de la columna vertebral, ya que los segmentos móviles de la columna necesitan un intercambio osmótico de materia y de líquido. Este intercambio se ve interrumpido, sin embargo, cuando el estar de pie o sentado es de forma estática. Por desgracia, no existe la postura ideal, de lo que se deriva la demanda de movimiento mientras se está sentado. La dinámica del movimiento mientras se está sentado favorece, mediante un mecanismo de bombeo, el intercambio osmótico de materia y de líquido, dando como resultado unas óptimas condiciones de abastecimiento de los discos intervertebrales. De esta forma se previenen cambios degenerativos en el segmento móvil de la espina dorsal. De ahí que la posibilidad de estar sentado en movimiento activo se convierta en una exigencia fundamental de una moderna silla de oficina. Es decir, la movilidad es una exigencia primordial para cualquier tipo de silla de oficina.
La silla debe responder a criterios ergonómicos, y no a los puramente estéticos. Por ejemplo, la famosa silla Bauhaus de Josef Albers, paradigma del diseño moderno, representa un claro retroceso en la historia de las posturas. Es una de las peores posturas sedentes. Deberíamos sentarnos en una posición lo más parecida posible a la bipedestación.
La postura de trabajo sedente ha de ser simétrica y lo más estable posible. “Estable” quiere decir que el usuario no esté «abandonado» en su asiento, sino sirviéndose de él para reposar de la bipedestación prolongada.
La “postura del astronauta” flotando en su cápsula sin gravidez es la que más nos asegura el descanso, pues es la postura de mínima tensión en ingravidez. Podemos adoptar esta postura con el tronco vertical o ligeramente inclinado hacia atrás.
Al analizar si una silla nos conviene o no, tendremos en cuenta la importancia que tienen la movilidad, la variabilidad y la capacidad de adoptar distintas posturas sobre una misma silla.