Las mesas muy bajas obligan al usuario a inclinarse excesivamente hacia delante. Por su parte, las altas resultan muy incómodas porque nos fuerzan a elevar los hombros para que el codo quede a la altura de la mesa.
Una solución habitual consiste en utilizar mesas más bien altas y combinarlas con sillas regulables en altura y reposapiés.
Altura de la mesa:
El tablero debe ser tan delgado como sea posible para no restar espacio libre a las rodillas. Se recomienda que el espacio que queda entre el tablero y el suelo sea mayor de 65 cm.
Por otra parte, los bordes de la mesa no deben ser cortantes. Deben evitarse cantos agudos y cualquier tipo de saliente.
Señalar también que para determinadas actividades como leer o escribir, se consiguen posturas más cómodas si el tablero está algo inclinado. Otra forma muy sencilla de conseguir el mismo efecto es el atril, un elemento accesorio cuyo uso en las oficinas debería estar mucho más extendido.
Es importante disponer de un espacio mínimo para las piernas y los muslos, de modo que no interfieran con ningún obstáculo. El espacio libre para las rodillas debajo del tablero debería ser por lo menos de 60 cm. de ancho y 45 de profundidad.
Además de insistir en que deben dejar espacio para las piernas, los cajones deberían ser accesibles sin exigir un esfuerzo de inclinación lateral excesiva; para ello se recomienda que sean de apertura suave y que el soporte para abrirlos esté colocado lo más alto posible, a fin de evitar que el usuario se incline demasiado. Además los cajones deben deslizarse suavemente, y su extracción debe ser total para aquéllos destinados al archivo de carpetas colgantes.